El Cardal
Cuando  por  primera  vez  tome  conciencia  de la existencia de esta  flor, la encontré  bella instantáneamente, extremadamente  plástica y en cierta  forma   enigmática.
Recuerdo que me demoré más de lo necesario para admirar el espectáculo de largas extensiones de cardos a los lados del camino. Aunque fuese circunstancial, se encontraban por fuera del límite de los campos lo que me provocó agrado por ser tanta belleza agreste.
Siento que es mejor intuir que ver.
En tal sentido no me gustaría guiar la percepción del espectador hacia mis impresiones, condicionando al menos minimamente su libertad a interpretar. Por otro lado creo que un punto de vista ajeno no tiene porqué direccionar nuestro pensamiento. Sería en tal caso el punto de partida para la discusión, para estar de acuerdo o para disentir o para encontrarnos en cualquiera de sus posiciones intermedias.
En tal sentido no me gustaría guiar la percepción del espectador hacia mis impresiones, condicionando al menos minimamente su libertad a interpretar. Por otro lado creo que un punto de vista ajeno no tiene porqué direccionar nuestro pensamiento. Sería en tal caso el punto de partida para la discusión, para estar de acuerdo o para disentir o para encontrarnos en cualquiera de sus posiciones intermedias.
Una obra no posee sólo  un punto  de  vista, el de su autor es solo su visión.  Al compartir ésta visión se abre un abanico  de  posibilidades. 
El intercambio nos enriquece.
El intercambio nos enriquece.
Conocí éstos cardos hace muchos años y mi primera visión de ellos se asemejaba a la imagen en la parte superior de ésta página que reproduce el cuadro que acabo de terminar de pintar. Más tarde descubrí que ésta no era su etapa de plenitud. Gracias a mi ignorancia pude disfrutar de la belleza de la madurez .
Este acontecimiento  fue  para  mí,  intensamente  revelador.
La belleza de la madurez por lo que es hoy, no por lo que fue.
Y acaso guarden en su belleza más secretos por descubrir...
La belleza de la madurez por lo que es hoy, no por lo que fue.
Y acaso guarden en su belleza más secretos por descubrir...
 
