En estos tiempos llamados posmodernos, el óleo como medio de expresión ha ido perdiendo adeptos en pos de nuevos medios como las instalaciones, los site-specifics o con el uso de las nuevas tecnologías, los videos o el arte en la red.
Igualmente hemos sido testigos de obras que con el afán de posicionarse como contemporáneas, han tomado el "concepto" como su componente principal y único, casi al punto de endiosarlo, sin importar ya, el toque personal, la expresión o la autoría.
Así, el énfasis pasó de la obra de arte como objeto, a la obra como proceso, o incluso a la obra inmaterial transformándose en arte conceptual.
El oficio de pintor se ha visto seriamente disminuido, la habilidad para pintar con maestría ya no tiene valor en sí misma, debe por tanto , estar sustentada por una idea, un "concepto".
El óleo como técnica ha ido perdiendo popularidad, sin embargo este medio como proceso creativo mantiene vigencia y como tal lo he adoptado para mis obras como un válido protagonista.
Creo que el arte nos brinda la posibilidad de entrar en contacto con el otro, permitiéndonos mostrar aquello que queremos develar y le otorga al observador la posibilidad de ser receptor y traductor de esa realidad interpretada por el artista.
El artista, me es muy difícil definir lo que es, ser "artista". Como creadora, mi intención no es únicamente lograr una percepción visual por parte del observador, sino es instar a un encuentro, que repercuta en el futuro del espectador.
Producir una obra re significando, elementos de uso diario de la escena campera y extrapolarlos al ámbito citadino con la intención de invitar al espectador a una reflexión acerca del hombre como ser universal, ésta es una meta para mí.
Una escena cotidiana tomada como tema central en una producción plástica produce un cuestionamiento acerca de lo que existe detrás de la superficie de las cosas. Sin embargo, esa especulación viene después, la primera impresión es intuitiva, puramente sensitiva. Así, de una forma intuitiva, tomé contacto por primera vez con éstos momentos de la vida rural, que luego fui plasmando en mis telas.
Recuerdo perfectamente aquella tarde en que Federico, amigo de la familia, me mostraba la cocina y los galpones en donde el hombre rural realiza su diaria tarea. Entonces no lo sabía, pero acababa de tomar contacto con el tema que identificaría mi obra hasta el día de hoy.
Hoy, comprendo que la esencia de los pensamientos del hombre es universal. Sus pensamientos, sus sentimientos, no cambian de acuerdo al lugar en el que se encuentren o vivan.
Hoy, así como en aquel momento, el tema continúa planteando las mismas interrogantes, continúa produciendo un mismo cuestionamiento acerca del significado oculto de las cosas, y de los modos de ser y de existir del hombre.
Siento, al hacer mi interpretación del ambiente rural, como un volver a las raíces; a la esencia del hombre.
He adoptado éste tema hace más de veinte años y continúo hoy revalidando su vigencia, en pleno compromiso con la tarea de hacer mi trabajo.
Yolanda Crosse